Grafitis
Desde hace unos meses el casco histórico está cubierto de grafitis. El proceso comenzó en el verano y a los antiguos se han ido incorporando otros más cada fin de semana, el resultado es una imagen lamentable de abandono y suciedad, especialmente por las noches y a lo largo del fin de semana, cuando los cierres de los comercios están bajados.
El grafiti, es un acto de vandalismo que, sólo en casos muy excepcionales puede ser considerado como una forma de arte urbano, es este sentido, la iniciativa de decorar los contenedores de vidrio debe ser aplaudida.
Por otra parte, en determinadas circunstancias, de ausencia de libertad de expresión, las pintadas cumplieron una función de denuncia. En Tarragona se conservan las pintadas de la guerra civil y, al parecer, en la reapertura de los túneles del metro sevillano, reaparecieron pintadas de la Transición, que, con una total falta de sentido histórico, fueron eliminadas.
En la actualidad, el grafitero medio pretende dejar la huella de su paso, mediante un acto deliberado de transgresión que se reduce a marcar territorio, su obra tiene una vocación de permanencia. En Francia se dice que el cristal roto llama a la piedra, es decir un deterioro provoca, si no se solventa rápidamente, un deterioro deliberado mucho mayor.
Como educadores nos estamos esforzando en despertar en el alumnado la valoración de lo público, pero la solución no puede venir sólo por la vía educativa. Existe una normativa municipal sobre vandalismo, el que atenta contra lo público debe ser multado y/o reparar el daño causado, pero también es competencia de la administración la restauración de lo deteriorado y esta medida a medio plazo es muy efectiva. Hemos comprobado en los institutos que si el grafiti se borra inmediatamente el grafitero acaba desistiendo.
Nuestro Ayuntamiento ha manifestado que va a promover obras públicas para hacer frente a la crisis, la limpieza de fachadas puede ser un buen campo de actuación.