lunes, noviembre 13, 2006

Puerto Triana


El Diario de Sevilla ha abierto un correo para recoger comentarios sobre los proyectos para la construcción del mega rascacielos en Puerto Triana. En ninguno de los cinco puede observarse la perspectiva del casco histórico, sin embargo es evidente que, en la realidad, esa yuxtaposición va a producirse.
El objetivo es la creación de un nuevo icono, lo más grande posible, una vez más en aras de la modernidad, pero en el mismo entorno.
La Sevilla del 29 se extendió hacia el sur, la Expo del 92 fue una auténtica exibición de arquitectura de vanguardia, gran parte de la cual está abandonada o desaparecida.
Surgen muchas preguntas ¿No tiene Sevilla otra posible localización para este tipo de edificios?
¿Es defendible que las Cajas de Ahorros destinen sus fondos a este tipo de proyectos?
Y en otro orden de cosas, el atentado de las Torres Gemelas abrió un debate sobre los edificios-ciudades, la concentración en altura de miles de personas, los problemas de acceso y evacuación.
Es importante hacer una reflexión colectiva y abrir un debate sobre el modelo de ciudad que queremos.

jueves, noviembre 09, 2006

Encarnación: la atrocidad, léase exceso

Hay quien cree que lo de la Encarnación no es una atrocidad, me pregunto qué le conducirá a ello. Está claro que aquello no es solo esa cosa que dicen moderna, con un costo de 68 millones de euros, compuesto por una epatante cubierta planetarium, con bombillitas en la bóveda a semejanza de estrellitas lejanas, novas, enanas, y agujeros negros, como noche cerrada, prevista en cobre, luego en madera y por lo que se está viendo en hormigón de marca, que luego será revestido por no se sabe qué cosa a determinar entre buganvillas, láminas plastificadas, u otros materiales sin especificar.

Es evidente que encima de aquella nube, algo excesivo resultará, (en zona saturada de bares y ruidos), que se piense instalar un establecimiento con capacidad para trescientos comensales, y algo atrevido un paseo panorámico tan alegremente como en la recreación virtual, por no decir que casi delito la afectación que sobre monumento (iglesia de la Anunciación), y la ocultación visual de la de San Pedro se lleve a cabo. (No te digo Salinas)

¿Pero como podríamos llamar a esa amorfa y asimétrica cosa, que recordaban gigantescas setas agrupadas, como amanitas phaloides, en la idea original, y que con los cambios, ni se sabe que engendro, a tenor de los paneles expuestos, nos van a colocar en el centro de nuestra ciudad?. Qué decir de la maravillosa idea de la plaza elevada, con sus rampas y escalinatas, mínimo siete metros de altura, para delicia de la artrósica tercera edad, con la sombra permanente, y en la humedad del verdín, azotea de toda la vida, donde el jaramago no crecerá por los atroces (léase muy grandes) orines de esa juventud nocturna que la convertirá, sin lugar a dudas, en un botellódromo para la movida, donde los excesos de alcohol y los del ruido atormentaran a los pocos vecinos que resistan. Dónde dejamos la perenne umbría que proyectará en los días de frío atroz, para que volvamos a acordarnos de las acacias caducifolias que al menos dejaban pasar la tibieza del Sol.

Se mire por donde se mire, lo del parasol es una atrocidad que supera con creces las actuaciones de aquel tiempo de miedos, pero por mucho que se escriba, y crean que ha sido bastante, como que todavía, no voy a decir nada de la clase política, poder efímero, poder caprichoso, si no que muchísimos ciudadanos son los que no acaban de comprender nada de lo que esta sucediendo, de hecho hay quien piensa en mercado y aparcamientos a estas alturas, e incluso los hay que se atreven a escribir cuando desconocen la totalidad de esta larga historia de desaciertos, exponiendo, de un pequeño fragmento del que tiene conocimiento, sus puntos de vista públicamente.

Si bien es cierto que desde principio del siglo XX, ya se pensaba en actuaciones en la plaza de abastos de la Encarnación, es totalmente falso que en los años 50, esta se encontrara por los suelos, todo lo contrario, fue a raíz del incendio de unas cuarteladas de mayoristas, cuando se llevó a cabo la remodelación de la parte Sur, dando lugar a la placita que rodeaba el tranvía, y cuatro laureles enmarcaban la fuente mas antigua de nuestra ciudad. Desgraciadamente sólo queda un árbol de esta especie en pie, pero con los días contados por la amenaza de la epatante cubierta. Mejor suerte correrá la fuente, que gracias a la perseverancia de pocos, muy pocos, hemos logrado que permanezca, y todos podamos disfrutar con su belleza, aunque ya no tenga carpas doradas en su pila como en sus mejores tiempos. Fuente de la plaza de abastos.

El declive de las plazas de abastos comienza con la aparición de los súper. Coincide en un tiempo de despoblación del centro histórico, donde el viejo caserío, y sus corrales de vecinos, al no tenerse una conciencia de restauración en la clase política del momento, es la especulación sin escrúpulos la que genera una masiva demolición.

La atrocidad de la Encarnación, es que se derriba un edificio vetusto, pero sin problemas de estructuras, ni cimentación, bastan ver los videos y fotos que existen de su demolición, para comprobar la fortaleza de sus muros y la solidez de los pilares, construido en 1820, tal vez el mercado mas antiguo de esta nación de naciones, y que hoy estaría protegido.

Desgraciadamente fueron tiempos de tirar, de ensanches, de expansión, de nuevos barrios. Lo cierto es que la atrocidad de la Encarnación, es ahora este invento de 68 millones de euros,( una barbaridad), pero comienza cuando se engaña a sus propietarios, vendedores en su mayoría, a los que se les expropia, con la falsedad de construirles un nuevo mercado, y pasa la friolera de treinta y tres años, donde sobreviven los que quedan, mal que bien, en la provisionalidad del rincón de la vergüenza, como el muro berlinés, para que estos finalmente no sean realojado en su totalidad, pues solo basta comprobar el proyecto.

La atrocidad de la Encarnación es que de los 91 puestos, si esto sigue adelante, solo podrán volver, según el autor por indicación de la Gerencia, 40 vendedores. Numero a todas luces ridículo como para que tenga la consideración de mercado central de nuestra ciudad, mercado emblematico.

Como verán nadie cuestiona la Hispalis, regalo de la Historia.- Solo recordar que fue desde la Gerencia de Urbanismo donde la responsabilidad, irresponsable, dijo de ella que eran cuatro piedras, lo cual fue aplaudido por aquellos comerciantes, vecinos y agregados a la gracia, que más parecían adalides de aparcamientos imposibles, que defensores del mercado, cuando éramos muy poquitos los que defendíamos su enorme valor, al que ahora todos se suman, al igual que a la arboleda perdida. Por eso la atrocidad que se esta cometiendo en la Encarnación no es cosa de escribir, por escribir, pero si lo hacen hay que demandar a quien lo haga que no tenga una visión parcial, ni de un fragmento de todo lo acontecido, y tenga a bien documentarse minimamente antes de hacerlo, como bien hace el Sr. Colon, aunque alguien crea que, con su perseverancia, la verdad machaca. En eso estamos, pocos, pero bien avenidos, tratando de evitar que lo de la Encarnación sea un exceso, léase atrocidad, tan grande, que no tenga ningún sentido.

Francisco Rodríguez Estévez

domingo, noviembre 05, 2006

Fotografías de Pierre Gonnord


Realidades. Fotografias de Pierre Gonnord en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.
Exposición Temporal. Del 24 de Octubre al 21 de Enero
Sencillamente magníficas las fotografías de Gonnord. Sus retratos muestran el mejor naturalismo, claroscuro en el silencio que rebota en las miradas y nos atrapa. Muy bien escogidos los espacios donde se relacionan con los cuadros del museo, en un diálogo sin tiempo. Bienvenidas experiencias como está que hacen más humanos y vivos los museos. Lamentablemente el edificio mostraba otras huellas menos deseables, como los restos de excrementos en las esplendidas escaleras, y no precisamente del día de hoy.

Los muros

En la asignatura de Historia del Mundo Contemporáneo explicamos a nuestros estudiantes que el siglo XX finalizó en 1989, cuando se derribó el muro de Berlín. Los más optimistas hablaron de las maravillas de un mundo abierto, global, en el que irían desapareciendo las barreras.
Por el contrario estamos viendo surgir muros por todas partes: en Israel, Estados Unidos, Ceuta y Melilla. Los muros separan, aíslan, incomunican. Siempre reflejan miedo. El muro oculta.

A una escala menos dramática nuestra ciudad se está llenando de pequeños muros. Son vallas que se duplican o triplican para evitar que la curiosidad ciudadana siga abriendo agujerillos en los telones.

Otras veces los muros se completan con enormes pantallas visuales que pretenden distraer la vista de lo que hay detrás. Las setas de la Encarnación crecen tras los carteles que prometen sueños. La valla que conseguimos abrir ha vuelto a cerrarse.