El bienestar no se paga con patrimonio
ME PARECE INTERESANTE EXPONER HOY ESTE ARTÍCULO DE CARLOS COLÓN DE SU COLUMNA TITULADA "LA CIUDAD Y LOS DÍAS" EN DIARIO DE SEVILA DE 20 DE JUNIO DE 2008
"A propósito de la exposición Sevilla artística y monumental. Fotografías de J. Laurent, 1857-1880 (Reales Alcázares, hasta el 17 de agosto) escribí sobre el desasosiego que produce reconocer en esas imágenes una Sevilla que, de haberse modernizado racionalmente, sería hoy una de las ciudades más singulares y hermosas de Europa. Ciertamente la Sevilla de Laurent -y, aunque de forma decreciente, las posteriores hasta el inicio de la generalización del bienestar en los años 60 del pasado siglo- padecía graves lacras sociales denunciadas en aquellos mismos años por los trabajos del doctor Hauser (1882-1884) o los informes del doctor Laborde para la Compañía Sevillana de Saneamiento y Urbanización (1890). Pero era también una Sevilla hermosa que iba a ser higienizada lentamente, procurando no dejar de ser ella misma, por las remodelaciones llevadas a cabo entre 1895 (proyecto del alcalde Bermúdez Reina) y 1930 (de los Ayuntamientos del Conde de Colombí a los del conde de Halcón o Nicolás Díaz Molero), dejando poco a poco atrás las siniestras cifras que hasta los años 20 la situaban, con entre un 34 y un 40% de tasa de mortalidad, entre las ciudades mas insalubres de Europa.Es tan falso aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor como cierto que la historia cura la nostalgia. Pero también es una falacia que la universalización del bienestar haya de pagarse al precio del patrimonio. Lo pensaba asistiendo a uno de tantos debates en los que se justifican los daños causados ayer y hoy a Sevilla en nombre de la evidente mejora de las condiciones de vida de los sevillanos; como si derribar palacios, teatros y casas, destruir comercios y cafés históricos o alterar hasta hacerla irreconocible la fisonomía de la ciudad fuera necesario para ello. Es una estupidez que llevamos oyendo -de labios franquistas y progresistas- medio siglo. ¿Se vive mejor en la Sevilla de hoy que en la de 1930? Sin lugar a dudas. ¿Era necesario destruirla, como se viene haciendo desde los años 60 hasta hoy, para lograrlo? En absoluto. ¿La conservación del patrimonio -histórico, cotidiano y natural- no tiene también que ver con la calidad de vida? Por supuesto que sí. Entonces, ¿de qué puñetas quieren convencernos? Son como quien paga diez veces más por una pantalla de plasma y se justifica arguyendo que se ve mucho mejor que el viejo aparato de tubo. La cuestión no es si se ve mejor o peor, sino si era necesario pagar ese precio abusivo y ser víctima de ese robo para lograr lo que se hubiera podido obtener, y además con muchísimos mejores resultados, con menos despilfarro patrimonial. "
http://www.diariodesevilla.es/article/opinion/160573/bienestar/no/se/paga/con/patrimonio.html
"A propósito de la exposición Sevilla artística y monumental. Fotografías de J. Laurent, 1857-1880 (Reales Alcázares, hasta el 17 de agosto) escribí sobre el desasosiego que produce reconocer en esas imágenes una Sevilla que, de haberse modernizado racionalmente, sería hoy una de las ciudades más singulares y hermosas de Europa. Ciertamente la Sevilla de Laurent -y, aunque de forma decreciente, las posteriores hasta el inicio de la generalización del bienestar en los años 60 del pasado siglo- padecía graves lacras sociales denunciadas en aquellos mismos años por los trabajos del doctor Hauser (1882-1884) o los informes del doctor Laborde para la Compañía Sevillana de Saneamiento y Urbanización (1890). Pero era también una Sevilla hermosa que iba a ser higienizada lentamente, procurando no dejar de ser ella misma, por las remodelaciones llevadas a cabo entre 1895 (proyecto del alcalde Bermúdez Reina) y 1930 (de los Ayuntamientos del Conde de Colombí a los del conde de Halcón o Nicolás Díaz Molero), dejando poco a poco atrás las siniestras cifras que hasta los años 20 la situaban, con entre un 34 y un 40% de tasa de mortalidad, entre las ciudades mas insalubres de Europa.Es tan falso aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor como cierto que la historia cura la nostalgia. Pero también es una falacia que la universalización del bienestar haya de pagarse al precio del patrimonio. Lo pensaba asistiendo a uno de tantos debates en los que se justifican los daños causados ayer y hoy a Sevilla en nombre de la evidente mejora de las condiciones de vida de los sevillanos; como si derribar palacios, teatros y casas, destruir comercios y cafés históricos o alterar hasta hacerla irreconocible la fisonomía de la ciudad fuera necesario para ello. Es una estupidez que llevamos oyendo -de labios franquistas y progresistas- medio siglo. ¿Se vive mejor en la Sevilla de hoy que en la de 1930? Sin lugar a dudas. ¿Era necesario destruirla, como se viene haciendo desde los años 60 hasta hoy, para lograrlo? En absoluto. ¿La conservación del patrimonio -histórico, cotidiano y natural- no tiene también que ver con la calidad de vida? Por supuesto que sí. Entonces, ¿de qué puñetas quieren convencernos? Son como quien paga diez veces más por una pantalla de plasma y se justifica arguyendo que se ve mucho mejor que el viejo aparato de tubo. La cuestión no es si se ve mejor o peor, sino si era necesario pagar ese precio abusivo y ser víctima de ese robo para lograr lo que se hubiera podido obtener, y además con muchísimos mejores resultados, con menos despilfarro patrimonial. "
http://www.diariodesevilla.es/article/opinion/160573/bienestar/no/se/paga/con/patrimonio.html
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