lunes, marzo 16, 2009

Árboles en la Avenida de la Constitución


Estremece pensar en la impunidad más absoluta de la que gozan nuestros dirigentes municipales. Ante decisiones precipitadas, o simplemente auténticas barbaridades, los ciudadanos estamos en la más triste indefensión. La democracia, que debería ser el gobierno de todos y para todos, brilla por su ausencia en este nuestro “Ayuntamiento de progreso”. Estas palabras de impotencia me salen después de comprobar los efectos, ya previstos hace tiempo por cualquiera que tenga dos dedos de frente, de la tala de árboles indiscriminada y sin razón producida en la Avda. de la Constitución con motivo de la peatonalización de la misma.
121 árboles de sombra sacrificados en aquel momento para ser sustituidos por una hilera de naranjos centenarios traídos desde Valencia, con un coste total de 96.000 euros. Más de dos años después, el resultado es notorio:
- Los naranjos plantados sufren un fortísimo estrés hídrico producto de los fallos del sistema de riego por goteo previsto. A la vista está la escasa frondosidad de su copa y la debilidad de sus hojas.
- En primavera y verano, cuando la insolación se agudiza, atravesar la Avenida se convierte en un auténtico paseo de riesgo. Los naranjos bastante tienen con sobrevivir, y no les sobran precisamente hojas para dar sombra al paseante.


Lo más increíble es la contradicción evidente entre peatonalizar un espacio urbano privilegiado ( lo cual ha sido un acierto sin matices) y arrancar toda la arboleda existente que ofrecía su sombra a una Avenida llena de vehículos. Ahora que por fin hemos ganado este espacio para el paseante a pie, no cargamos de un plumazo esa sombra, tan necesaria en esta ciudad durante más de la mitad del año.
¿Es que en Sevilla sólo hay naranjos? Es una especie apropiada para calles estrechas, pero son inútiles en grandes espacios como la Avenida de la Constitución. Sacrificar el bienestar del ciudadano, acabar con árboles antiguos y tradicionales, que ofrecían sombra, por incrementar nuestra cuota de azahar y de “sevillanía” me parece un precio demasiado alto.

Antonio Rodrigo